Este martes, la Legislatura de Córdoba se vistió de homenaje para recibir a Hugo “El Mono” Olariaga, histórico exbasquetbolista del Club General Paz Juniors y de la Selección Argentina. A 54 años de su retiro de las canchas, el jugador que marcó una época en el básquet de la provincia recibió un beneplácito promovido por el legislador Edgardo Russo, aprobado por unanimidad el 18 de junio.
El reconocimiento, leído por el propio Russo, destacó “su talento, trayectoria y legado inspirador a generaciones futuras”. La sala se llenó de familiares, amigos, vecinos, colegas deportivos y autoridades, entre ellas la presidenta de la Comisión de Deportes, Patricia Botta, y la legisladora Dolores Romero.
Emocionado, Olariaga expresó: “Tomo con mucho orgullo y honor este hecho, este reconocimiento de la Legislatura. No puedo dejar de recordar mis orígenes”. Entre recuerdos y anécdotas, repasó su camino deportivo desde sus inicios en el desaparecido Club Los Cóndores —con el que fue campeón en 1958, 1960 y 1961— hasta su llegada a “Las Estrellas Blancas” del General Paz Juniors, con quienes alcanzó la gloria local y nacional. También recordó su paso por la Selección Argentina en el Sudamericano de 1961.
La emoción atravesó a todos los presentes. Su hija Mónica resaltó: “Nos ha enseñado lo que está bien y mal para todos los ámbitos de la vida, y nos sigue enseñando todos los días”. Dante Felauto, presidente de General Paz Juniors, le agradeció no solo por sus logros deportivos, sino por su forma de ser: “Es destacable lo que sos como persona”.
Nacido en la localidad cordobesa de Cura Brochero, recibió el apodo “El Mono” por su habilidad y estilo de juego.
Comenzó su carrera en el desaparecido Club Los Cóndores, donde fue campeón en 1958, 1960 y 1961. Posteriormente, se unió al equipo General Paz Juniors, donde integró el plantel de “Las Estrellas Blancas”, alcanzando la gloria tanto a nivel local como nacional. También fue parte de la Selección Argentina en el Sudamericano de 1961.
Así, se consagró como uno de los más destacados del deporte en la década de los ’60 y comienzo de los ’70, y pasó a la historia marcando una época en el básquet argentino.
Se retiró el 2 de julio de 1971, a los 33 años, pero dejó un legado en el baloncesto local.
El acto culminó con la entrega de la placa conmemorativa y el texto de la declaración, en un aplauso unánime que no solo celebró a un deportista, sino a un hombre que dejó huella en el deporte y en la vida de quienes lo rodearon.