Desde que fue distinguida con el Premio FIPRESCI en la Berlinale a principios del año pasado y hasta su llegada a los cines españoles esta semana, ‘Mi postre favorito’ ha viajado por festivales de todo el mundo y ha sido galardonada en varios de ellos; a finales de 2024, además, fue incluida en las listas de las mejores películas del año confeccionadas por publicaciones como ‘The Guardian’. En contra de lo habitual -y lo lógico-, sin embargo, sus directores no participaron activamente en ese periplo triunfal. No, Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha lo vivieron desde su casa, leyendo artículos, críticas y demás reacciones positivas sentados en el sofá de su salón. Y no fue por pereza o por consejo médico, sino porque el Gobierno iraní se lo tenía prohibido. Su situación se resolvió el pasado mes de abril, cuando fueron condenados a 14 meses de prisión -con suspensión de la pena durante cinco años- y al pago de una multa de 14.000 dólares tras ser declarados culpables de crear, a través de la película, «propaganda contra la República Islámica mediante la difusión de información falsa con la intención de perturbar la opinión pública», producir «contenido obsceno» y atentar contra la moralidad pública al hacer apología de la prostitución y el libertinaje.
¿El motivo? ‘Mi postre favorito’ muestra a una mujer bebiendo alcohol, bailando y sin llevar puesto el ‘hiyab’ -esto es, con el cabello al descubierto- en su propia casa. «Desde 1979, las mujeres nos hemos visto obligadas a llevar una doble vida: seguimos siendo las mismas que antes de la revolución, personas normales que bailan y cantan, pero fuera de casa nos obligan a fingir que somos muy religiosas y, por tanto, a usar el ‘hiyab'», afirmaba Moghaddam en una de las escasas entrevistas virtuales que la pareja concedió mientras se hallaban a la espera de juicio. «Todas las películas iraníes producidas en los últimos 45 años muestran a las mujeres cubriéndose la cabellera incluso dentro de sus casas, y eso simplemente no sucede en realidad».
Los directores Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha / EPC
Bailando en el salón
‘Mi postre favorito’ cuenta la historia de Mahin (Lili Farhadpour), una viuda de 70 años que, tras vivir sola durante décadas, decide reavivar su vida amorosa e impulsivamente invita a su casa a un taxista llamado Faramarz (Esmaeel Mehrabi); una vez en el jardín de la vivienda, ambos comen y conversan, y más tarde bailan en el salón. Mientras los contempla, además de hacer alusiones a las restricciones que vivir en Irán conlleva, la película habla de la soledad, los efectos del paso del tiempo y la necesidad de afecto. «La hicimos con intención de universalidad», explicaba Sanaeeha en esa misma entrevista. «La vejez y el aislamiento afectan a personas de todo el mundo y especialmente a las mujeres de diferentes nacionalidades, a quienes se imponen estándares de belleza según los que ellas tienen que ser jóvenes para resultar interesantes».
Los problemas legales de ‘Mi postre favorito’ se iniciaron en junio de 2023, recién concluido su rodaje, cuando las fuerzas de seguridad iraníes allanaron la casa de su montador, Ata Mehrad, y confiscaron los discos duros que contenían copias de su metraje. Dada la existencia de otra copia en París, la pareja de directores hizo las maletas rumbo a Francia, pero en el aeropuerto se les impidió embarcar y sus pasaportes fueron confiscados. A causa de ello soportaron un interrogatorio de cuatro horas en la prisión de Evin (Teherán), el primero de varios que se sucedieron en los meses posteriores, cuando ya se les había impuesto la prohibición de hacer cine y salir del país mientras se resolvía su situación judicial. En ese tiempo, mientras trabajaban en el montaje de la película a través de Zoom, recibieron una sucesión de amenazas de muerte.
Rodajes clandestinos
El Gobierno iraní, recordemos, lleva décadas persiguiendo a los artistas del país, y ese acoso se ha intensificado en los últimos tiempos en represalia por la ola de protestas que generó la muerte de la joven Mahsa Amini en septiembre de 2022 mientras se hallaba bajo la custodia policial; ‘Mi postre favorito’ se hallaba en mitad de su rodaje cuando ocurrió el suceso. «Ni siquiera sabíamos si debíamos seguir rodando», recordaba Moghadam. «Pero el equipo, a sabiendas de que nuestros actos tendrían consecuencias, decidió por unanimidad que nuestro deber era terminar la película, porque de lo contrario seríamos parte de una gran mentira». La película es una de las diversas producciones iraníes realizadas tras las protestas que muestran a mujeres sin hiyab; como ‘La semilla de la higuera sagrada’ (2024), de Mohammad Rasoulof —nominada al Oscar a principios de año—, que fue rodada en secreto en Teherán antes de que el director se exiliara en Alemania y que se atreve a desafiar de forma directa el sistema patriarcal que rige el país. Por lo que respecta a Asghar Farhadi, oscarizado director de películas como ‘Nader y Simin, una separación’ (2011) y ‘El viajante’ (2016) y residente en Estados Unidos, ha declarado que no volverá a rodar en Irán hasta que las mujeres dejen de estar obligadas a cubrirse la cabeza.
No es la primera vez que Moghadam and Sanaeeha se enfrentan a la dura represión del régimen de los ayatolás. También actriz, Moghadam protagonizó en 2013 el drama ‘Pardeh’, la segunda película que el director Jafar Panahi rodó en secreto tras serle impuesta una prohibición de hacer cine durante 20 años, y a causa de ello ella misma se vio privada del derecho a salir del país durante tres años y medio. Posteriormente, la pareja codirigió su primer largometraje a dúo, ‘El perdón’ (2020), en el que Moghadam encarnó a la viuda de un hombre ejecutado por un crimen que no cometió, y a causa de ello ya fueron acusados de crear propaganda antigubernamental y sometidos a la prohibición de seguir haciendo cine. De hecho, si lograron el permiso estatal requerido para rodar ‘Mi pastel favorito’ es porque lo solicitaron a nombre de un amigo suyo. Teniendo en cuenta tanto ese precedente como la fiereza disidente exhibida por los artistas iraníes a lo largo de los años, no cabe duda de que ningún veto u otra forma de represión impedirán que dirijan juntos su tercer largometraje más pronto que tarde.
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