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Las cinco claves tácticas del Alemania-España: una genial Cata Coll se inventa una obra monumental

El partido se decidió, como suele ocurrir, en las áreas. Y España tuvo una colosa. Alemania también creía tenerla hasta que fue burlada por el ingenio de Aitana.

Aitana Bonmatí celebra su gol en la prórroga que lleva a España a la final de la Eurocopa. / Ap / Alessandra Tarantino

Estaba ofuscada la selección de Tomé en su estructura ofensiva. No quedó en la prórroga ninguna de las tres jugadoras que empezaron la semifinal. Ni Mariona Caldentey, que fue sustituida por Martín Prieto (m. 103). Antes, la seleccionadora modificó la esencia de su ataque colocando a Salma Paralluelo por Esther González (m. 68) y después con la entrada de Athenea del Castillo, quien suplió a Claudia Pina (m. 77). Esos cambios dieron una nueva dimensión a España, que se sintió con más dinamismo, además de tener más pegada. Entre Athenea y Salma dinamizaron el juego ofensivo porque imprimieron velocidad y frescura. Aprovechaba también el cansancio de Alemania. Entonces, en otro encomiable ejercicio de presión defensiva, se gestó el gol de Aitana, la única que supo engañar a la meta alemana.

Claudia Pina, la jugadora española, persigue a Jule Brand, la futbolista de Alemania. / Afp / Sebastien Bozon

España no estaba nada fluída al inicio. Sentía que Alemania, con astucia, había llevado el partido a su territorio. Pero entonces cuando el balón se detenía emergía el golpeo de Claudia Pina. Un golpeo tan preciso como venenoso. Daba igual que fuera una falta lateral, venenosa y ajustada a la que no llegó por milímetros Alexia Putellas, o un ajustado saque de esquina que colocó en la cabeza de Irenes Paredes, cuyo remate topó con el poste izquierdo de la portería alemana. No solo es dañina Claudia cuando galopa por la banda izquierda sino que siembra el terror con sus golpeos.

Cata Coll, la portera española, firma una gran parada ante Alemania en la semifinal de la Eurocopa. / Afp / Sebastien Bozon

Si Berger representaba, y con una perfección casi enfermiza, la figura de la portera tradicional, que vive feliz en su refugio, ella encarna la silueta de la meta moderna, esa que no tiene miedo alguno a abandonar su casa, instalada en muchas ocasiones como si fuera la tercera central. O incluso hasta de medio centro. Ella es Cata Coll, la guardameta azulgrana, que tuvo mucho menos trabajo que su colega alemana. Menos entre otras razones porque su mirada panorámica le permitió anticiparse a jugadas que podían ser peligrosas, saliendo hasta 35 y 40 metros de su línea de gol.

Lista con su interpretación del juego y hábil cuando le tocó quedarse bajo el larguero como cuando Klara Bühl galopó en solitario por el flanco izquierdo burlando a Ona Batlle para disparar. Pero su tiro encontró la rodilla derecha de Cata Coll, una portera con pies. Y terminó con una doble parada maravillosa, ya en el tiempo añadido, que la transformó en la heroína española. Una de elasticidad y la otra de reflejos. Y en el último suspiro de la prórroga dejó otra parada para la historia

Berger, la portera alemana, firma una soberbia parada tras un gran disparo de Esther, la delantera española. / Ap / Alessandra Tarantino

Tiene 34 años y ha superado dos cánceres. Uno en 2017; otro en 2022. Eran cáncer de tiroides. Y vive ahora una Eurocopa esplendorosa, protagonizando paradas sublimes, transformada en la verdadera estrella de Alemania. Ann-Katrin Berger, la guardameta del Gotham, firmó una semifinal increíble, con paradas decisivas, como las que firmó a Esther González. En la primera (m. 21) dictó una lección con una felina respuesta a un disparo a quemarropa. A ella le dio tiempo a sacar su mano derecha y enviar el balón a córner. En la segunda empqueñeció la portería a la delantera española. Pero no le pilló el truco a Aitana. Ella sí la engañó.

Patri Guijarro se adelanta a Giovanna Hoffmann, la jugadora de Alemania. / Efe / Gaetani Bally

Renunció al balón. Tampoco lo necesitaba. Se quedó en su campo con una sólida estructura defensiva, coartando la creatividad de España. Alemania decidió levantar un muro en torno a Berger, pero no se salió con la suya gracias a la maravillosa dirección de partido que firmó Patri Guijarro. quien completó una noche para el recuerdo. Algo insólito porque en 120 minutos tocó 142 veces la pelota, dejando registros soberbios en el pase: 106 buenos de 121, o sea un 90%.

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