El litio es uno de los materiales determinantes en la fabricación de baterías para los vehículos electrificados.
Pese a la alta y creciente demanda global de litio, solo unos pocos países tienen reservas de este material y, habitualmente, los procesos de extracción son costosos. A su vez, al proceso hay que sumar el coste de transportar el litio hasta las fábricas donde se producen las baterías.
Este es uno de los factores que inciden un mayor precio de los vehículos electrificados, pero esta realidad podría cambiar antes de lo que parece.
Una membrana de arcilla
Un equipo de científicos del Laboratorio Nacional Argonne del Departamento de Energía de EE.UU. en colaboración con la Universidad de Chicago ha dado con la que podría ser la clave para conseguir litio de una manera mucho más sencilla y económica.
Los investigadores han diseñado una membrana de bajo coste a base de vermiculita, una arcilla abundante, capaz de extraer litio del agua de mar o salmueras subterráneas de manera eficiente. Estas zonas acuáticas han sido hasta ahora fuentes inexploradas a gran escala debido a la dificultad técnica y económica de trabajo y extracción del litio.
Así luce la membrana de vermiculita. / Laboratorio Argonne.
Esta nueva membrana, no obstante, parece que va a dar un giro de 180 grados al escenario actual. Con una arquitectura bidimensional reforzada por pilares de óxido de aluminio, la membrana permite filtrar selectivamente iones según su carga y tamaño. Gracias a este diseño, los iones de litio atravesarán la membrana y serán almacenados, mientras que otros más abundantes, como el magnesio, serán descartados. Así se mejora significativamente la eficiencia del proceso.
Suministro estable (y barato)
“Al filtrar tanto por tamaño como por carga, nuestra membrana puede extraer litio del agua con mucha mayor eficiencia”, ha explicado Yining Liu, miembro del equipo de investigación y doctorando en la Universidad de Chicago, al presentar el proyecto.
Este avance tecnológico abre la puerta a nuevas fuentes de litio, lo que podría reducir la dependencia de proveedores extranjeros y garantizar un suministro más estable para la industria de vehículos eléctricos. Además, los investigadores creen que esta tecnología podría aplicarse a la recuperación de otros materiales críticos como el níquel, el cobalto o incluso a la descontaminación del agua.