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El emotivo gesto solidario de Hugo Amadey con los jubilados

Conocido como el estilista de las estrellas que visitan Villa Carlos Paz, el prestigioso peluquero decidió enfocar sus tijeras en quienes más lo necesitan. Ofrecerá cortes al 50% para todos los jubilados, un acto que él define como una forma de «colaborar con nuestros ancianos, tan castigados por la crisis».

En la emblemática esquina de Alvear y Moreno, donde el pulso de la ciudad se siente con fuerza, hay un lugar que es parte de la historia viva de Villa Carlos Paz. Es la peluquería de Hugo Amadey, un maestro estilista cuyas manos han dado forma al look de incontables artistas y figuras del espectáculo que, temporada tras temporada, eligen nuestra ciudad.

Por su sillón, ha pasado el glamour de la farándula nacional. Sin embargo, en un giro que engrandece su figura mucho más que cualquier flash de revista, Amadey ha decidido que su mayor aplauso se lo quiere dedicar a otros protagonistas: los jubilados.

En un anuncio que rápidamente generó una ola de afecto y reconocimiento, comunicó que, a partir de ahora, todos los jubilados y jubiladas que se acerquen a su local con su carnet recibirán un descuento del 50% en su corte de pelo. Una decisión que, en tiempos de bolsillos ajustados y preocupaciones constantes, funciona como una verdadera caricia al alma.

La motivación detrás de esta iniciativa es tan simple como profunda, y nace de una aguda sensibilidad social. «Quiero colaborar con nuestros ancianos, que son muy castigados por la crisis que vive el país»; explicó el propio Amadey. Sus palabras resuenan con una verdad que se palpa en cada hogar. En un contexto de inflación persistente, donde las jubilaciones a menudo no alcanzan para cubrir lo esencial, muchos de nuestros mayores se ven forzados a postergar gastos que, aunque puedan parecer secundarios, son fundamentales para el bienestar y la autoestima.

Y es que el gesto de Amadey va mucho más allá de un simple descuento. Un corte de pelo no es solo una cuestión de estética; es un ritual de cuidado, un acto de dignidad. Es la charla cómplice con el peluquero, esa terapia informal que arregla el ánimo. Es la sensación del agua tibia, el sonido de las tijeras, el perfume del salón. Es, sobre todo, el momento de mirarse al espejo y reconocerse, de sentirse bien con la propia imagen, de recuperar un poco de esa alegría que la rutina y las dificultades económicas a veces intentan opacar.

Para muchos jubilados, ir a la peluquería se ha convertido en un lujo inalcanzable, una de las primeras cosas que se recortan cuando los números no cierran. Lo que está ofreciendo, entonces, no es solo un servicio a mitad de precio. Está abriendo las puertas de su prestigioso local para regalar un momento de normalidad, de mimo, de respeto. Está diciéndole a toda una generación: «Los vemos, los valoramos y nos importan».

La noticia ha sido recibida con enorme gratitud por los vecinos, que ven en esta acción un ejemplo de la solidaridad que caracteriza a las comunidades cuando los tiempos se ponen difíciles. Es una de esas historias que reconcilian, que demuestran que frente a la frialdad de los indicadores económicos, siempre puede surgir el calor de un corazón generoso.

Su iniciativa es una invitación a mirar alrededor, a reconocer las dificultades de nuestros vecinos y a preguntarnos qué podemos hacer, desde nuestro lugar, para aliviar las cargas ajenas. Hoy, en la esquina de Alvear y Moreno, las tijeras de un gran profesional no solo cortan el pelo, sino que también recortan un poco de la angustia y la indiferencia.

Para acceder al beneficio, los jubilados y jubiladas solo deben presentar su carnet al solicitar el turno o al llegar al local de Hugo Amadey, en Alvear esquina Moreno.

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