“En octubre, la gente votará a favor o en contra de Milei. Córdoba no será una excepción a esa regla. Se avecina una campaña incómoda deberemos atravesar. A menos que ‘el Gringo’ (Schiaretti) acepte ser candidato. Eso puede cambiar todo”, deslizó, casi como deseo, uno de los funcionarios que forma parte de la mesa chica “política” del gobernador Martín Llaryora.
En el oficialismo se alimenta la ansiedad. La definición de Juan Schiaretti se hace esperar, y con ella, se bifurca el escenario: uno con será con el exgobernador liderando la boleta, y otro muy distinto si decide evitar el examen en las urnas.
Los pronósticos, repetidos hasta el hartazgo, oscilan entre el entusiasmo de algunos llaryoristas que sueñan con la candidatura del exmandatario provincial, y el escepticismo de otros oficialistas que ya se preparan para un camino cuesta arriba, sin el nombre de Schiaretti en la boleta.
La única certeza, por ahora, es la incertidumbre. Ni siquiera Llaryora tiene indicios de lo que hará su antecesor.
Por eso, sin esperar señales decidió planificar los próximos meses de su gestión, que incluye la estrategia electoral para octubre.
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El jueves pasado, Llaryora convocó a algunos de sus ministros a su despacho en el Centro Cívico. Allí se definió sus próximas incursiones por el interior provincial. Recorridas que tendrán un doble propósito: mostrar gestión y construir músculo político de cara a la cita en las urnas del 26 de octubre.
Alrededor de la mesa principal se sentaron Manuel Calvo (Gobierno), Guillermo Acosta (Economía), Laura Jure (Desarrollo Social), Fabián López (Obras Públicas) y Daniel Pastore (Comunicación).
La composición del cónclave no dejó dudas: los temas que dominaron la reunión fueron de gestión técnica, como de estrategia política.
Julio, agosto y septiembre serán meses intensos, aseguran en Panal. Llaryora ya trazó un plan: recorrer el interior al menos dos veces por semana.
Calvo y el ministro Fabián López expusieron el panorama de obras en marcha en los municipios. Muchas están financiadas por el Fondo Federal de Obras; y otras, directamente con recursos de la provincia.
En total, hay 180 proyectos en ejecución. La mitad de ellos podrían ser inaugurados en los próximos 90 días.
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La estrategia es clara: cortar cintas, mostrar avances y reforzar presencia. En cada localidad visitada, el gobernador quiere dejar una obra tangible como marca de gestión.
“En este año y medio, el gobernador recorrió más de 200 localidades del interior. En muchas de ellas, anunció obras que hoy están listas para ser inauguradas”, explicó una fuente oficial.
Las obras abarcan un abanico amplio: desde escuelas y remodelaciones edilicias hasta polideportivos, reformas de hospitales, y algunos nuevos como el de Huinca Renancó. También se destacan 10 edificios para sedes de la universidad provincial, más pavimentación y cloacas en una cuarentena de ciudades del interior.
La ciudad de Córdoba, sin embargo, tiene su propio plan. Allí, se debe coordinar con el intendente Daniel Passerini.
Llaryora le dedicará un día a la semana para acompañarlo. “La ciudad se convirtió en un obrador a cielo abierto”, suele repetir Passerini, para atajarse de las críticas, algunas que surgen del propio oficialismo, que a la Capital le “falta gestión”.
Pero la Capital también representa un desafío. Fue el bastión que permitió la victoria provincial de Llaryora en 2023, cuando derrotó a Luis Juez por apenas 64 mil votos.
No pocos oficialistas reconocen en privado que la Capital es una preocupación a resolver. Las señales del respaldo al intendente desde el Centro Cívico dejan entrever que también será una prioridad de la gestión llaryorista.
En paralelo, la estrategia de gestión y política, Llaryora incluyó otro objetivo: cerrar los frentes de conflicto con los trabajadores estatales.
Y en ese camino, el jueves pasado logró un paso importante: el gremio de los empleados judiciales (Agepj) aceptó -no sin resistencia- la propuesta de equiparación salarial con los trabajadores de la justicia federal. Será un proceso de aumentos escalonados, en tres años.
La equiparación plena (91%) se llegará solo a la categoría más baja (auxiliares). Mientras que las cinco restantes alcanzarán, en promedio, un 77% del salario de los federales.
No fue una negociación sencilla. El Tribunal Superior de Justicia, con respaldo del Centro Cívico, presionó fuerte: si el gremio no aceptaba la propuesta, se descontarían los 13 días de paro realizados entre el 1º de abril y el 23 de mayo. En rigor, fueron 14 medidas de fuerza, pero ya hubo un descuento de una jornada de protesta.
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“La propuesta es insuficiente, pero hubo una clara extorsión del TSJ y la Provincia. Si no aceptábamos, los descuentos era difíciles de asumir: entre 500 mil y 900 mil pesos para los trabajadores. Pero que no se engañen: esto no termina acá. Aún queda mucho por discutir”, coincidieron —curiosamente— el titular del gremio, Federico Cortelletti, y el referente opositor, Darío Di Tomaso.
El único conflicto sindical aún sin resolución es con el Suoem, en la Capital. Allí, Passerini tiene el desafío de resolverlo. La conciliación aparece en el horizonte, porque la negociación sigue empantanada.
Llaryora aguardará la definición de Schiaretti. Si el exgobernador decide no competir, el protagonismo recaerá en “el modelo”, como suelen repetir en el Centro Cívico, en alusión al modelo de gestión cordobesista que incorporó a actores extrapartidarios.
Pero más allá del sello, la boleta necesita nombres propios. Y el que suena con más fuerza en los últimos días es el de Manuel Calvo, ministro de Gobierno, quien ganó protagonismo por su estrecho vínculo con los intendentes.
Sin embargo, no hay que descartar a Miguel Siciliano, presidente del bloque oficialista en la Legislatura, que hace meses “caminando” el interior, pese a ser un dirigente capitalino. Dicen que fue un pedido que le hizo el propio Llaryora.
En caso de que Schiaretti no esté en la lista, y con Natalia de la Sota por fuera del cordobesismo, la fórmula que comenzó a ganar fuerza en el oficialismo es la de Calvo y Victoria Flores, ministra de Ambiente y esposa de Siciliano.
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Una combinación que buscaría mantener el equilibrio entre territorialidad del PJ, gestión y la proyección política.
Los extrapartidarios que se sumaron al cordobesismo también tendrán presencia en los primeros 10 casilleros de la boleta del oficialismo provincial. Aunque serán lugares casi testimoniales. El Centro Cívico se apuestan con renovador las dos bancas que pondrán en juego en octubre. Sólo aspirarían a una tercera, si Schiaretti diera el sí.