Se había creado tal expectación con el debut de Xabi Alonso, con vídeos, tablets y ‘clips’ aislados de entrenamientos que su estreno con el Real Madrid se anunciaba como un invento novedoso. Pero en el corto tiempo que lleva, el técnico vasco no ha conseguido cambiar la cara de un equipo al que sigue faltándole fútbol por los cuatro costados. Una generación de juego que solo asegura, a día de hoy, Modric, ante la incomparecencia de Bellingham o Vinicius. Hizo méritos Gonzalo, con un gol inicial respondido con un penalti de Rúben Neves. Falló Valverde el suyo en el descuento.
4-3-3 con Gonzalo como ariete
Xabi Alonso salió con un ‘9’ insospechado, como Gonzalo, que demostró una apuesta inicial por la cantera. Aunque era la única opción ante un febril Mbappé y un lesionado Endrick. De partida, un 4-3-3 canónico que permitió el debut de Huijsen y Trent. Hay cosas que no se cambian tan fácilmente, como el espejismo de la presión del Real Madrid después del primer corrillo de conjura en años.
Al Hilal buscó rápido el dolor de espaldas de los laterales. Uno de ellos, Fran García, conocido, tanto para los suyos como para Simone InzaghI. El ex del Inter, también debutante, diseñó un plan para buscar la superioridad contra un lateral que debería ser reemplazado por el deseado Álvaro Carreras. La mayor necesidad del Real Madrid es el fútbol, sin el que suceden sustos como el de Lodi.
Fue un gol en claro de juego que asomó las carencias defensivas de Trent, quien, como de costumbre, estuvo mucho más acertado en ataque. Facundo Tello marcó terreno con Vinicius, al que sancionó con amarilla después de simular. El partido era un cruce de instrucciones desde el banquillo y entre los jugadores, faltos de acople y finura. El que más kilómetros acumuló hasta la pausa de hidratación fue un hiperactivo Xabi Alonso, quien respiro al ver cómo Gonzalo definía una contra a trompicones que enderezó Rodrygo con una gran asistencia.
Poca paz, mucho trabajo
¿Tranquilidad? Ninguna, porque antes del descanso, Asencio cometió una pena máxima al agarrar la cintura del rival. El desenlace opuesto a los ensayos de megafonía, en los que se probó la comunicación de la decisión arbitral con: «Penalti para el Real Madrid». Acertó Ruben Neves, engañando a Courtois. El belga vio la muerte en los talones al filo del descanso con una definición de Al-Dawsari.
Xabi Alonso removió las entradas de su apuesta inicial, retirando a Asencio para dar entrada a Güler en busca de balón. Lo hizo a costa de retrasar a Tchouaméni. El mismo recurso que Ancelotti. El turco salió eléctrico y golpeó el larguero en su primera acción. El Real Madrid quería recuperar su condición de equipo superior.
Al Hilal le regaló por completo la posesión a partir de la hora de juego y se encajó en un palmo de terreno, a la espera de una oportunidad aislada. Los cambios acabaron diciendo más del partido que el encuentro en sí mismo, con Rodrygo y Trent como sacrificados. No ofrecía demasiada resistencia el rival, pero hombres como Vinicius y Bellingham estaban totalmente desacertados. El público reclamaba con razón a Modric. Al final, el plan de siempre: una genialidad o un penalti como el que falló Valverde para enterrar la ilusión del madridismo.