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Comentario de Cinco miradas sobre la locura, de Enrique Vila-Matas

Cultura

Con textos de Laure Adler, Miguel de Cervantes, Antón Chéjov, Erasmo de Róterdam y Rem Koolhaas. Enrique Vila-Matas elige cinco obras que para él mejor representan la locura como concepto literario.

14 de junio de 2025, 15:17

El autor español Enrique Vila-Matas (foto: gentileza El Correo de Bilbao).

La siempre tensa relación entre locura y literatura ya estaba presente en las primeras ficciones de nuestro idioma (primero castellano, luego español). El Quijote, publicado en 1605, narra la historia de un hombre que sólo mediante la locura pudo decir sus verdades en La Mancha. No es casualidad, entonces, que Enrique Vila-Matas pensara primero en un título de su compatriota cuando le propusieron que dispusiese Cinco miradas sobre la locura.

La editorial Gris Tormenta contiene la sutil colección Miradas, que ha tratado temas como el olvido o la infancia. En esta oportunidad, invitó al escritor barcelonés para que seleccionara y presentase textos que volviesen más tensa la relación entre la letra y la sinrazón, como a veces puntualizaba Michel Foucault.

El primer texto que eligió fue El licenciado Vidriera, una de las novelas ejemplares de Cervantes, aunque en el libro ocupa el segundo lugar. Luego de que una enamorada intentó hechizarlo para atraerlo, Tomás Rodaja cayó enfermo. Estudioso del derecho, comenzó a vagar por pueblos imaginándose que era todo de vidrio.

En su peregrinar se transforma en una suerte de espectáculo de feria, un vagabundo que suelta lucidas y disparatadas reflexiones sobre las reglas del mundo. “Por amor de Dios que no hagáis que el seguirme sea perseguirme, y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo”, escribe Cervantes.

La primera pieza de la colección es un cuento, o los fragmentos de un cuento, porque Vila-Matas no sólo escribe las pequeñas presentaciones que acompañan a los textos, también propone una versión de esas obras. El pabellón número seis, publicado por Chéjov en 1892, convoca las sombras del realismo ruso para mostrar las desgracias de un hospital psiquiátrico.

El autor, también médico, entrega esas sombrías pinceladas que lo convirtieron en un narrador de culto: “Cuando la sociedad se protege de los criminales, de los enfermos psíquicos y, en general, de la gente incómoda, entonces es invencible”.

En Cinco miradas sobre la locura también hay lugar para la biografía y el ensayo. Los últimos días de Marguerite Duras, descriptos por Laure Adler, y la (im)posible reunión de Salvador Dalí y Le Corbusier en Nueva York, tejida por Rem Koolhaas, amplían las posibilidades de abordar el asunto en cuestión.

En el trabajo del arquitecto nacido en Róterdam, es la gran ciudad −y no sólo sus habitantes− la que ha perdido el juicio. Los rascacielos se vuelven extraños cuando son vistos con los ojos de Dalí y medidos con las herramientas del urbanista francés. Por su parte, Adler traza la aguda patología de un estilo.

El célebre Elogio de Erasmo cierra el volumen. Quizá era inevitable incluirlo. Como en las demás obras del autor de Dublinesca, aquí también los distintos géneros literarios trabajan para construir una forma de leer.

«Cinco miradas sobre la locura», de Enrique Vila-Matas.

Para leer Cinco miradas sobre la locura

Enrique Vila-Matas

Editorial Gris Tormenta

163 páginas

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