La expectativa de más ingresos de divisas al país redujo significativamente la demanda de dólares tanto en el mercado oficial de cambios como en la Bolsa. La menor presión generó una fuerte caída en las cotizaciones en ambas plazas y la brecha se redujo hasta 3,5%, mientras los analistas no descartan que la tendencia bajista se profundice, en línea con la expectativa del Gobierno.
Al cierre de la semana corta, el tipo de cambio oficial retrocedió 6,5% respecto a la jornada anterior y terminó en $1.125 en el segmento mayorista y $1.179 en el promedio minorista. Los dólares financieros cayeron hasta 5,8%, por lo que el precio del MEP finalizó en $1.165 y el contado con liquidación (CCL) quedó en $1.177.
La brecha entre el tipo de cambio oficial mayorista y la cotización del dólar MEP se redujo así a 3,5%, muy lejos del 25% que marcaba al cierre de la semana pasada, previo a los anuncios del Gobierno sobre el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el financiamiento de otros organismos multilaterales y la eliminación del cepo cambiario.
Furor por el carry trade, la maniobra favorita de la City con el dólar
El economista Gustavo Ber estima que la baja de las cotizaciones se dio por la expectativa de mayor oferta de divisas en los mercados de cambios, tanto por liquidaciones del sector agroexportador como por carry trade (ahora, también de inversores extranjeros por la flexibilización del cepo para ellos), además de la ratificación del Gobierno de intervenir solo en el límite inferior de la banda de flotación, lo cual «podría suceder en las próximas jornadas».
Distintos bancos internacionales y analistas del mercado financiero volvieron a poner en una radar la maniobra conocida por los inversores locales: el «carry trade«, una estrategia que gana terreno ante la perspectiva de estabilidad cambiaria.
La lógica detrás de esta operatoria es simple pero efectiva. Con la expectativa de que el tipo de cambio permanezca estable o incluso se aprecie, los inversores deciden desprenderse de sus dólares en el mercado, convierten esos fondos a pesos y los colocan en instrumentos de renta fija que ofrecen rendimientos atractivos, como las Lecap, plazos fijos o fondos comunes de inversión.
La clave del negocio está en que, al finalizar el período de inversión, los pesos obtenidos se reconvierten a dólares, que no se movieron demasiado, generando una ganancia en moneda dura superior a otras alternativas disponibles.
Esta estrategia, que ya tuvo un fuerte protagonismo en los primeros meses de la actual gestión, llegó incluso a ser sugerida desde el propio oficialismo a sectores del agro. Sin embargo, perdió impulso en marzo, cuando las cotizaciones paralelas comenzaron a mostrar volatilidad y los operadores anticiparon eventuales cambios en el régimen cambiario, lo que los llevó a cubrirse. Ahora, vuelve a escena tras el fin del cepo.
«Pareciera que el Gobierno está intentando por todos los medios forzar una apreciación. Cuando dice que sólo va a comprar en el piso de la banda de flotación, lo que en algún punto está diciendo es eso, que está esperando una apreciación cambiaria. Es un poco forzarlo. Ya hemos tenido algo de experiencia al respecto, que en algún punto nos trajo hasta acá», agrega Juan Truffa, director de Outlier.
En diálogo con iProfesional, Truffa destaca que haber flexibilizado el cepo cambiario para el ingreso de dólares desde el exterior también ayudará a que haya más oferta de divisas en el mercado, lo que contribuiría en más bajas de los tipos de cambio o, dicho de otro modo, mayor apreciación cambiaria. No obstante, resalta que «hay que ponerse a pensar si vale la pena volver a llevar todo hacia ese lugar».
«Con mucha apreciación, ya no sé hasta qué punto todo el modelo va a quedar cómodo, independientemente de que quede como un éxito el poder mostrarlo. A los efectos prácticos, no tengo claro que una apreciación muy fuerte sea productiva. De cara al cumplimiento de las metas del FMI, si bien no son vinculantes porque el desembolso ya está, al BCRA le va a costar comprar reservas. Si no quiere comprar y solo lo hará en el piso de la banda, probablemente le costará hacerlo«, advierte.
Truffa destaca que si bien el tipo de cambio oficial saltó tras la eliminación del cepo, la medida fue «un verdadero éxito«, no solo por la flexibilización en el acceso al mercado oficial de cambios para las personas humanas, sino también por la simplificación para el comercio exterior, lo cual es «positivo», aunque podría generar un efecto negativo en materia inflacionaria a corto plazo, más allá de que después se retrotraiga.
Mayor caída del dólar MEP que del CCL
De acuerdo con Ber, el tipo de cambio oficial seguirá retrocediendo. Incluso, en línea con la proyección del Gobierno, estima que la cotización podría acercarse a la zona de $1.000. Es decir, hasta el piso de la banda de flotación, límite en el que el Banco Central compraría divisas para evitar que caiga por debajo de ese nivel, tal como lo estableció al levantar el cepo cambiario.
Asimismo, según el economista, las cotizaciones financieras del dólar seguirían descendiendo y la brecha respecto al tipo de cambio oficial se estabilizaría en un mínimo de 2% en el caso del MEP, mientras que el contado con liquidación y el informal marcarían una diferencia de alrededor de 5%.
En cuanto a por qué el dólar MEP caería más que el resto de las cotizaciones alternativas, Ber afirma que se explica porque esta referencia suele ser más arbitrada por los ahorristas e inversores respecto a los movimientos del tipo de cambio oficial, por lo que achicaría mucho más la brecha hasta tocar mínimos.
En cambio, destaca, el CCL es utilizado principalmente en el segmento corporativo, en donde aún existen restricciones para la operatoria, mientras el informal es utilizado mayormente por ahorristas minoristas sin acceso a la Bolsa ni al mercado oficial de cambios, aunque habitualmente esta cotización acompaña la tendencia del MEP, que actúa como referencia.
«¿Cuánto podría durar este nuevo tramo del camino? Por supuesto, no lo sabemos. Imaginamos que mínimamente hasta las elecciones legislaltivas, y quizás también hasta que el nivel de inflación permita aún mayor flexibilidad cambiaria y un esquema monetario basado en la tasa de interés como el de ‘inflation targeting’», agregan los analistas de GMA.
A la vez, advierten que «si el nivel de la inflación no acompañara rápidamente al 1% de la banda superior, este límite podría quedar en un nivel demasiado apreciado en términos reales«. Por lo tanto, «ante la ausencia de mejoras en la productividad argentina a través de reformas, podría hacer que viéramos cambios más temprano que tarde».
«De todas formas, el mercado celebra que Argentina, en un solo movimiento, despejó dos de los tres focos de incertidumbre que perturbaban a los inversores: el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la salida del cepo cambiario. El último bastión de dudas que quedaría en 2025, al menos en términos idiosincráticos, se relaciona con las elecciones de octubre», concluyen.