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Más colonia no se consigue

El gobernador de Santa Fe decidió endeudar a la provincia en 150 millones de dólares, con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), con una tasa de interés de 6,25%. Además hay que sumar 37,5 millones de otro crédito con financiamiento local, a tasa desconocida. Total: 187, 5 millones de dólares, a 18 años de plazo, “para un programa integral de logística que apunta a fortalecer la integración del gran Rosario con su complejo portuario, nodo estratégico del desarrollo productivo, mediante un programa de obras de infraestructura”. Traducido al santafesino básico -sin el humo pullarista- significa tomar deuda para ejecutar una obra pública, pergeñada de acuerdo con las necesidades de grandes cerealeras exportadoras. Un verdadero traje a medida -que vamos a pagar todos- para exclusivo beneficio de los grupos monopólicos, que muy poco aportan al bienestar de la provincia. Los dueños de los puertos privados sobre el Paraná, necesitan optimizar la operatoria de carga y descarga de camiones, para reducir sus costos operativos. En la temporada granífera llegan al conurbano rosarino unos 2.5 millones de camiones de 30 Tn cada uno. Un barco granelero parado (sin cargar) genera un sobrecosto de entre 12.000 y 15.000 dólares diarios. Sumado esto a las altas multas por incumplimiento de contrato que ocasionan las demoras en la carga.

El objetivo central de esta obra es reducir los costos operativos y logísticos de las mega exportadoras (Cargill, Cofco, ADM, Bunge, AGD, Vicentín, Dreyfus, etc) que explican el 90 % del comercio de granos de nuestro país. Hablamos de 35.100 millones de dólares (depende el año) Si tanto el negocio como el caos de tránsito lo generan ellos, y plata no les falta: por qué nos lo hacen pagar a todos los santafesinos? Sencillo: porque la UCR y sus aliados, que ganaron las elecciones ampliamente, se lo permiten.

¿Quién le sugirió esta “brillante idea” a Pullaro? ¿El parlamento? ¿Las organizaciones vecinales, gremiales o sociales? NO. La inefable Bolsa de Cereales de Rosario: “Para la elaboración del proyecto, el gobierno provincial tomó como uno de los insumos fundamentales el detalle de obras prioritarias que la Bolsa de Comercio había incorporado a su agenda de asuntos públicos”. Pregunto: ¿No sería más lógico que esa obra de modernización de accesos a SUS puertos, la paguen los que se benefician -que son los que “fabricaron» el problema- y no el tan denostado Estado? ¿Quién diría? ¡Tan liberales y anti estados que son!.

El gobernador Pullaro debería analizar con más seriedad la situación, ya que los beneficiarios de la obra en la provincia tributan casi nada. Tomemos por ejemplo Ingresos Brutos, un tributo provincial por excelencia. La exportación de granos no paga NADA. La comercialización interna, entre 0,25% y 0,45%, depende el volúmen. Los productores agropecuarios están exentos. Cualquiera que ponga un negocio minorista en Rosario (un parripollo, un kiosko, una verdulería) tributa por IIBB el 2,29%: 10 veces más que Cargill.

Es decir: para resolver un problema a los monopolios exportadores les hacemos obras a la carta, nos endeudamos hasta la coronilla y encima los eximimos de tributos. ¿Existe una gilada mayor? El champagne se lo toman ellos y la “peonada” paga la fiesta. Más feudal no existe.

Esta obra se puede y se debe hacer de otra manera. Tomemos el ejemplo del consorcio de Gestión del Puerto de Quequén (CGPQ), que administra dicho puerto, propiedad de la provincia de Buenos Aires. Ahí se proyectó y ejecutó una obra de profundización a 50 pies del canal de acceso y de modernización portuaria, incluidas las vías de llegada de los camiones a la ciudad. ¿Cómo lo hicieron? Durante la presidencia de Jose Luis de Gregorio, el CGPQ elaboró una carta de intención con: entidades empresarias, centro de comerciantes, sindicatos, municipios, productores y cerealeras (que son las mismas allá y acá) para discutir las características de la obra y su financiamiento. Con el acuerdo de todos los protagonistas se armó un fideicomiso, administrado por el Banco Nación, y se fondeó con el aporte de un dólar por tonelada cargada. Así se financió y se concretó la obra. La pagaron los beneficiarios ¿No es más justo y lógico?

La ampliación del puerto de Quequén se hizo en el 2012, en tiempos de la “yegua”. No dejemos de vincular estas decisiones de poner límites a los grandes grupos económicos en beneficio de los ciudadanos, con el odio que despierta CFK en estos sectores.

Según Pullaro, también se verán beneficiados: ”…los productores agropecuarios de Santa Fe y las provincias circundantes como Córdoba, Santiago del Estero, Formosa y Buenos Aires”. Esto es absolutamente falso. Toda la producción primaria de la zona referida soporta un sobreflete de entre 150 y 180 millones de dólares/año por ir por el Canal Punta Indio -que es el camino más largo- en vez de ir por el Magdalena, qué es más corto. Horacio Tettamanti, máxima autoridad en estos temas, señala que: “No es solamente no hacer el Magdalena, en sí mismo, sino que todo el sistema de navegación del Paraná está diseñado a los efectos de consolidar monopolios” . Y continúa: “Haber clausurado la navegación del Paraná Guazú, que se puede cargar a 42 pies, es un grave error. (… ) Hay que hablar de sistema de navegación, donde el Canal Magdalena es la piedra angular”. Según Mario Dahul, de la Comisión de la Soberanía del Pto. Quequén, un buque granelero gasta 19.000 litros de fuel oil demás si va por Punta Indio. Por ese canal antinatural pasan unos 1.500 buques al año, lo que significa que dilapidan, solo de combustible, unos 28 millones de litros por tomar la ruta equivocada. En vez de priorizar el dragado del Magdalena, los contribuyentes nos endeudamos en millones de dólares para subsidiar un sistema de transporte fluvial irracional, obsoleto y antieconómico. Comparado con el Canal Punta Indio (donde se produce el 65% de los atascos) el Magdalena tiene todo a favor: es un canal natural, por lo tanto más fácil y económico de dragar, es 66 millas náuticas más corto y 50 metros más ancho. Pero la casta política y económica prefiere ir a Montevideo. ¿Por qué? Sencillo, porque semejante vuelta no la pagan las exportadoras, se la descuentan a los productores. Ese enjuague logístico les permite -además- maniobras de triangulación de exportaciones y evasiones varias, estimadas entre 1200 y 2400 millones de dólares/año, SÓLO por el manejo de los denominados precios de transferencia. A ese número debe sumarse el contrabando, no pesar lo que se exporta y demás yerbas. Ahí hay que ir a buscar la plata para reducir el déficit fiscal, no con los jubilados.

El Ingeniero Tettamanti le suma un costado geopolítico, no menor: “Es la solidaridad con sus socios del Reino Unido para que Argentina no navegue el Atlántico Sur. (…) Es la alianza que tiene el Puerto de Montevideo con nuestros enemigos históricos, ya que es allí donde se abastece la flota inglesa que va a Malvinas; y hay otro monopolio que influye y puja por Montevideo, es Maersk, empresa de transporte marítimo y contenedores”. Algún día la Argentina deberá discutir seriamente con los hermanos uruguayos el ROL de ese puerto, que es una verdadera guarida antiargentina.

El 18 de febrero de 2021 Pullaro y Clara García, hoy presidenta de la Cámara de Diputados de Santa Fe, hicieron un seminario defendiendo y teorizando a favor de Punta Indio y denostando abiertamente el Canal Magdalena. Contaron con el acompañamiento de la Mesa de Enlace y el auspicio ¿de quién? De la dueña del fútbol: la Bolsa de Comercio de Rosario. Ahí se dijeron cosas que avergonzarían a cualquier patriota. (https://www.pagina12.com.ar/719551-el-canal-magdalena-vive).

Milei no está solo ni llegó de un repollo.

Argentina es un caso único en el comercio mundial. Desde los fenicios hasta hoy, no existe en la historia país alguno que promocione y milite de motu proprio hacer más kilometros para transportar sus mercancías. El mundo hace guerras para proteger sus vías comerciales más cortas; vean lo que pasa con los Hutíes en el Mar Rojo, o la disputa por el Canal Panamá. Al revés de toda lógica elemental que es ir por el camino más corto, Argentina elige, teoriza y milita ir por el camino más largo. Para ingresar al Mar Argentino, tenemos que salir de Argentina, ir al Uruguay y volver a Argentina. De Ripley!

En síntesis: la provincia se endeuda para financiar tamaño desquicio logístico y, para que la “fiesta” sea completa casi no les cobra impuestos a las exportadoras. ¡Más colonia no se consigue!

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