Contra todo pronóstico, el papa Francisco volvió a su morada en Santa Marta y se recupera lentamente de la neumonía que lo tuvo casi 40 días internado y, según pudo saberse, dos veces al borde de la muerte. Podría decirse que técnicamente agonizó, pero logró revertir ese grave cuadro por la maestría médica y porque Dios así lo quiso. Y, aunque auxiliado por una cánula de oxígeno, ya mira con esperanza la llegada de la Semana Santa, la celebración más importante para el Vaticano.
Hombre de poca fe, el politólogo Eduardo Fidanza no cree en la reversibilidad de un moribundo. “Cristina Kirchner está teniendo una larga agonía y las agonías son irreversibles”, sentenció en la semana que acaba de terminar, mientras algunos dirigentes del peronismo rezan para que suceda lo contrario. Es que quieren verla candidata en los próximos comicios legislativos y, al menos así, mantener el poder en la provincia de Buenos Aires. El único, aunque no se sabe si será el último, bastión del kirchnerismo en el país. Al menos por ahora, no hay quién conquiste votos en su “lugar en el mundo”, Santa Cruz.
Sin embargo, varios dirigentes del peronismo que preside Cristina Kirchner esperan que se cumpla la profecía de Fidanza y, quizá llegue el fin de una era política que les ha deparado varios sinsabores. El peor: tener que obedecer a la señora, sabiendo que ella no los quería para nada y los denigraba en la intimidad. Ninguno lo dirá en público, pero la peor defección de la lidereza del PJ fue elegir a dedo a Alberto Fernández. Lo que pasó entre 2019 y 2023, aunque lo esquive, fue su responsabilidad. Y fue una agonía para los argentinos; Covid aparte, la economía quedó casi en estado terminal.
De todos modos, hay otros peronistas como el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, que le advierten que van a “seguir colaborando con el gobierno nacional”. Le hacen frente en público al enojo de la expresidenta por los diputados justicialistas que votaron en favor del DNU que blinda el acuerdo de Javier Milei con el FMI. Parafraseándola, quizás haya sido “too much”, los disgustos de los últimos 10 días: un sector del PJ bancó a su adversario, le quedan horas para ir a la Corte en queja por la causa Vialidad, que ya tiene sentencia, y Estados Unidos le vedó el acceso a ese país. Si fuera un cuadro clínico, habría que pensar que empieza a haber una falla multiorgánica, cuyo pronóstico es agónico.
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