Moscú firmó este viernes su cuarto acuerdo de defensa con un país amigo, la República Islámica de Irán, tras los rubricados con Corea del Norte, China y Bielorrusia. Con la visita del presidente iraní Masoud Pezeshkian a la capital rusa, Vladímir Putin firmó en la sala de la malaquita del Kremlin junto con su homólogo persa el Tratado de Asociación Estratégica Integral tras tres horas de conversaciones y solo tres días antes de la toma de posesión Donald Trump como presidente de EEUU. Según este documento, ambos países fortalecerán la cooperación en materia de defensa y seguridad entre ambos países, además de aumentar el comercio de hidrocarburos y buscar objetivos comunes en la arena internacional.
El acuerdo llega en un momento de gran debilidad del régimen de Teherán, cuyo Eje de la Resistencia –las milicias afines como Hamás en Gaza, Hizbulá en Líbano, los hutíes en Yemen y las Unidades de Movilización Popular (UMP) en Siria e Irak– está muy debilitado tras los golpes asestados por Israel, y teme la llegada de nuevas sanciones con Trump en la Casa Blanca.
«Nuestro país concede una gran importancia a un mayor fortalecimiento de las relaciones amistosas y de buena vecindad ruso-iraníes«, comentó Putin, quien destacó que dicha cooperación se basa en la igualdad y el respeto mutuo. Pezeshkian le correspondió las buenas palabras. «Rusia desempeña un gran papel para Irán en su política exterior basada en el principio de buena vecindad», declaró en la rueda de prensa posterior a la firma.
El tratado establece que además de cooperar en diferentes esferas, ambos estados buscan apoyarse en las relaciones internacionales. Irán y Rusia llevan años manteniendo buenas relaciones diplomáticas, algo apoyado por el choque de ambos con Occidente y en especial con Estados Unidos. El líder ruso lo destacó al apuntar que «las posiciones de Rusia e Irán coinciden en gran medida» en la mayoría de los temas. Su homólogo iraní le secundó con la crítica a Europa y Estados Unidos: «Los Estados occidentales no deben subyugar a otros países».
Sinergía energética
El tratado también habla de sanciones, algo que combatirán Moscú y Teherán de la mano. Y remarca que no se sancionarán entre ellos. El país persa ya es a día de hoy uno de los puntos clave de la importación paralela que permite a Rusia obtener productos de empresas que se fueron del país. Además del apartado de seguridad y defensa, ambos estados también se han comprometido a fomentar el comercio de hidrocarburos. Se está elaborando un proyecto de construcción de un gasoducto de Rusia a Irán. La infraestructura, que iría de Norte a Sur, permitiría un bombeo constante. El presidente ruso cuantificó las cifras proyectadas en «2.000 millones de metros cúbicos, con la perspectiva de llegar hasta 55.000 millones de metros cúbicos suministrados al año».
El tratado dedica un apartado a la energía nuclear. «Las partes promoverán el desarrollo de vínculos a largo plazo y mutuamente beneficio sos con el fin de realizar proyectos conjuntos en el ámbito del uso pacífico de la energía atómica, incluida la construcción de instalaciones de energía nuclear», reza el texto. «Seguimos adelante con nuestros grandes proyectos, incluidos los de la energía nuclear», señaló Putin. El desarrollo nuclear de Irán ha sido durante muchos años un tema de tensión entre Washington y Teherán por el recelo de EEUU de que este país pudiera llegar a dotarse de armas nucleares.