La limpieza regular y adecuada del hogar es fundamental para reducir la presencia de ácaros del polvo, especialmente en superficies como colchones, almohadas, alfombras y cortinas, donde suelen acumularse. Sin embargo, hay ciertas necesidades de limpieza que son imprescindibles para mantener la higiene de una casa, pero a la vez son desconocidas por la mayoría. Ante esto, cada vez crecen más tanto los especialistas que enseñan en las redes sociales, como las personas que tratan de aprender a través de voces expertas.
Almudena Rodríguez, conocida en redes ‘almuderma’ en la red social de TikTok, es especialista en dermatología y medicina estética. A través de su cuenta, comparte contenido educativo y consejos relacionados con el cuidado de la piel, tratamientos dermatológicos y procedimientos estéticos. Su perfil es una fuente valiosa de información para quienes buscan aprender sobre salud cutánea y estética. De este modo, uno de sus videos, relacionado con la periodicidad con la que hay que lavar la almohada, ha dado mucho de lo que hablar en redes sociales.
“¿Cada cuánto laváis la almohada?”, esta es la pregunta con la que arranca el video. Ahora, después matiza que no se refiere a la funda de almohada, sino a la propia almohada. “Sí, esta también hay que lavarla”, asegura.
De hecho, la dermatóloga afirma que, a pesar de que la funda se lave de forma periódica, en la almohada se van acumulando restos de sudor y del sebo que se produce en la piel y en el cuero cabelludo. Así, este es el caldo de cultivo perfecto para determinados microorganismos, sobre todo de los ácaros, que en algunas personas pueden ser más perjudiciales porque son alérgicas.
Ante esto, la experta insiste en la importancia de lavar periódicamente no solo la funda de almohada, sino también la almohada. Finalmente, en los últimos segundos del video da la periodicidad concreta: de tres a seis meses, según las recomendaciones.
Los ácaros del polvo, microscópicos parientes de las garrapatas y las arañas, son invisibles a simple vista pero están presentes en la mayoría de los hogares. Según el portal especializado Mayo Clinic, la alergia a estos microorganismos es una de las más habituales y se asocia con síntomas similares a los de la fiebre del heno, como estornudos y goteo nasal. Además, muchas personas alérgicas también presentan signos de asma, como sibilancias y dificultad para respirar.
La exposición continua a los ácaros del polvo y a sus restos puede derivar en complicaciones. Una de ellas es la inflamación crónica de las fosas nasales, que puede obstruir los senos paranasales, aumentando el riesgo de infecciones como la sinusitis.
En el caso de las personas asmáticas, la combinación de esta enfermedad con la alergia a los ácaros del polvo dificulta el control de los síntomas. En algunos casos, esto puede provocar ataques graves de asma que requieran atención médica urgente. Identificar y minimizar la exposición a los ácaros es clave para evitar estas complicaciones.