El Gobierno comienza a hacer balance de daños y adecuar el relato tras plantarse ante las amenazas de Junts de romper las negociaciones si no se tramita en el Congreso su iniciativa, sin efecto jurídico, para instar a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza. Un órdago que se responde con otro órdago, puesto que desde Moncloa ven “extemporáneo” que la Mesa del Congreso, donde tienen mayoría con Sumar, de luz verde al debate de la propuesta no de ley de Junts. Ante ello, desde el Gobierno quieren dejar claro que, más allá del “juego de presiones” de los posconvergentes, en su caso cumplen con los acuerdos firmados. Así se ha encargado de reiterarlo el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, que además es uno de los negociadores con los independentistas.
“Somos un Gobierno que cumplimos los acuerdos a los que llegamos y, por tanto, nuestra seña de identidad es el diálogo, las conversaciones, los acuerdos y buscar puntos de equilibrio con fuerzas políticas distintas a las nuestras”, ha defendido el ministro de Presidencia y Justicia en declaraciones a los medios esta mañana. Aunque evitando en todo momento el tono de confrontación o de reto a presentar una moción de censura que sí expresan en privado otros ministros socialistas, Bolaños ha descalificado la relación del PP con Junts de “esquizofrenia absoluta” porque “han pasado de llamarles terroristas, delincuentes y querer su ilegalización a estar todos los días mendigando que por favor apoyen al señor Feijóo cinco minutos en la presidencia del Gobierno”.
Frente a la ecuación para derribar al Gobierno que pasaría por un inédito entendimiento no solo de PP y Junts, sino también de Vox, Bolaños ha repetido que están dispuestos a cumplir sus acuerdos y lanzado una llamada al diálogo. “Sin duda eso va a seguir presidiendo la acción de este Gobierno”, ha asegurado en un momento en el que Junts ni siquiera se ha sentado a negociar las cuentas públicas por no haberse cerrado otras carpetas pendientes como la transferencia de las compentencias en inmigración a la Generalitat o el impulso del catalán como lengua oficial en las instituciones europeas.
En el Ejecutivo se hace la lectura de que un entendimiento de Junts con PP y Vox sería “suicida” para los intereses electorales de estas formaciones, pues tendría repercusión inmediata en las urnas si la moción se vincula a un pacto de mínimos para convocar elecciones. Una lectura que ya trasladó Pedro Sánchez en conversación informal con los periodistas antes de Navidades. Por un lado, al entender que iría en detrimento de los intereses de los posconvergentes en Cataluña. Por otra parte, al considerar que a Alberto Núñez Feijóo esta posibilidad le abriría frentes internos en el partido con sus barones.
En este contexto, y a la espera de los pasos que dé este viernes la ejecutiva de Junts, citada por Carles Puigdemont en Bruselas, si la Mesa del Congreso inadmite su iniciativa, el Gobierno modela el discurso sobre que los Presupuestos son imprescindibles. Una nueva prórroga supondría un quebranto el Ejecutivo se esforzará por evitarla, pero en caso contrario, desde Moncloa se defiende que apenas afectará a las políticas públicas por el crecimiento económico. Mucho menos, a la continuidad de la legislatura.
Pese a la sucesión de órdagos, el Ejecutivo sustenta su apelación al diálogo con gestos como los de Pedro Sánchez este martes, al trasladar en el marco de la Conferencia de Embajadores que el impulso del catalán en Europa es una de las prioridades para este 2025. Por otra parte, en el último Consejo de Ministros del año se aprobó la declasificación de los documentos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils en 2017, como reclamaban los posconvergentes.