El Feng Shui es una antigua práctica filosófica china que se centra en la armonización del espacio y el flujo de energía vital, conocida como Chi. Siguiendo esta línea de pensamiento, se puede organizar la habitación y todo el hogar con la finalidad de que todo el espacio se encuentre en armonía.
Architectural Digest (AD), una revista estadounidense especializada en diseño de interiores, menciona que la cama es el mueble más importante y que “a partir de su posición debe colocarse el resto del moblaje así como la decoración”.
Así que además de elegir la base y el colchón que resulten más cómodos, se debe considerar cuál es la ubicación más adecuada debido a que según el Feng Shui, el cómo se coloca tiene un impacto directo en el descanso.
El Feng Shui cuenta con una herramienta elemental llamada Bagua, que es un mapa que sirve para situar los espacios dentro del hogar pero en el caso de la cama, no es necesario utilizarla, sólo deben considerarse algunos aspectos.
AD señala que existen diferentes posiciones en las que se puede colocar la cama y entre ellas figura la “posición de poder”, es decir, aquella en la que se ubica en contra esquina a la puerta. Al estar en diagonal se tiene control de ella sin necesidad de estar frente a ella.
Aunque la misma revista menciona que “por más recomendable que sea colocar la cama en la posición ideal, la realidad es que la extensión de la habitación gobierna el diseño y distribución de las cosas que la conforman”, por lo que comparten distintos escenarios en los que puede ubicarse la cama.
Aunado a lo anterior, la orientación de la cama es el segundo factor clave y esto dependerá mucho de la personalidad de cada quien, ya que no todas pueden ser favorables. La cabecera orientada hacia el norte es una de las colocaciones más convenientes debido a que permite descansar y tener un sueño profundo, porque la energía fluye lentamente.
Ayudará a que el cuerpo se relaje y a eliminar las pesadillas pero en caso de sufrir depresión, angustia, baja autoestima o dificultad al progresar, el norte no es recomendable.
Según el Feng Shui, el sur provee una energía activa y apasionada, por lo que se convierte en la ideal si se comienza una nueva etapa, ya que puede influir en el éxito a nivel profesional o social; también es ideal para reavivar las relaciones de pareja y para despertar con energía.
En caso de ser una persona sumamente activa, con ansiedad o estrés, lo más recomendable es evitar poner la cama así. Tampoco se recomienda si se considera una persona especialmente creativa y activa, pues al momento de recostarse la mente se pondrá a trabajar e impedirá tener un sueño reparador.
De acuerdo con AD, el hecho de dormir con la cabeza hacia el este “propicia una vida activa y creativa, pues la energía que ésta proporciona ocasionará que recuperarse del cansancio sea rápido y al despertar se tenga mucha energía”.
En caso de sufrir estrés, ansiedad, exceso de presión o actividad, la energía ubicada al oeste apagará por completo la mente, pues de acuerdo con el Feng Shui, “el oeste está relacionado con la felicidad, por lo que ayudará a tener sueños agradables y una vida de pareja más plena”.
AD señala que se debe evitar esta orientación en caso de ser perfeccionista o muy estricto, pues es posible que se intensifiquen estas características, lo que impediría conseguir un equilibrio.
Según el Feng Shui, no es una buena opción colocarlas en las esquinas de las habitaciones, pues esto impide tanto el libre acceso a ambos lados como el flujo de energía correcto.
AD señala que de acuerdo con esta filosofía, debe evitarse por completo alinear los pies de la cama con la puerta, pues esta es conocida como “la posición de la muerte”, por lo que debe evitarse a toda costa.
Otra de las posiciones a evitar es cuando la puerta se encuentra a espaldas de la cama, pues para el Feng Shui el hecho de acostarse sin tener visibilidad de la entrada provoca un estado constante de alerta, por lo que lejos de descansar, esta ubicación hará que se duerma sintiendo la sensación de que alguien o algo pudiera sorprender por la espalda.
Al tener la cabecera en línea con la puerta, este acomodo puede producir inquietud, vulnerabilidad e incluso impide un descanso sereno, por lo que se recomienda cambiar su localización.
Si se encuentra en esta posición y es difícil moverla, lo que se puede hacer es colgar unas campanillas de viento en la entrada de la habitación, entre cerrar o sellar el acceso a la hora de dormir o bien, elegir como lámpara de mesa una que tenga una estructura relativamente alta, amplia y de forma redondeada, esto puede servir como escudo entre la cabeza y la puerta, según lo que menciona AD.
Colocar la cama cerca o debajo de una ventana tampoco es recomendable aunque es una gran fuente de iluminación natural y ventilación. Al ser un contacto directo con el exterior, expone lo que sucede dentro del dormitorio, además de que las luces y el ruido externo jugarán en contra en caso de que el objetivo sea dormir profundamente.
Lo ideal es que la cabecera de la cama esté apoyada sobre una pared pero en caso de que no exista una mejor ubicación, se sugiere compensar los elementos en la habitación así como cerrar por completo con una cortina o persiana durante las noches.
En algunos casos hay habitaciones que disponen de un baño, por lo que resultan sumamente convenientes, pues juntan los dos espacios en uno, lo que permite tener más privacidad.
En caso de que el cuarto sea de este tipo, se recomienda que la cabecera de la cama no esté recargada sobre la pared que corresponde al baño, pues es considerado algo negativo en el Feng Shui. AD menciona que también se debe evitar que cuando se esté recostado la cabeza quede frente a la puerta de este espacio y que de ser así, se recomienda mantener el acceso siempre cerrado.